¿Qué es el asma?
Es una enfermedad del aparato respiratorio, crónica, en la que los bronquios están inflamados y obstruyen el paso del aire, dando lugar a síntomas como to, pitos, falta de aire o ahogo.
En España afecta al 5 % de la población adulta y al 10 % de los niños.
Se han descrito factores de riesgo, que favorecen la enfermedad: componente hereditario, fondo alérgico o atopia, obesidad y los relacionados con la etapa del nacimiento (prematuridad, exposición a tabaquismo).
Los factores desencadenantes, serían los responsables de que aparezcan los síntomas y el empeoramiento del asma, la contaminación ambiental, el humo del tabaco, los cambios climatológicos como el frío o calor intensos y las infecciones respiratorias entre otras.
¿Cómo se diagnostica el asma?
Para realizar el diagnóstico de asma, la base principal, está representada por los síntomas, los principales son:
- Ahogo o dificultad para respirar, también llamada disnea.
- Tos repetitiva y habitualmente seca.
- Pitidos o ruidos en el pecho, denominados sibilancias, producidos al salir el aire a través de los bronquios estrechados por la inflamación.
- Opresión o sensación de tirantez en el pecho.
Suelen aparecer con más frecuencia al realizar esfuerzos, por las noches, con los catarros o en ciertas estaciones del año. Ninguno de estos síntomas es específico del asma, sobre todo en los niños lactantes y prescolares.
Dado que las manifestaciones del asma pueden cambiar mucho de unas pacientes a otros, es fundamental para un correcto diagnóstico confirmar si existe obstrucción reversible de los bronquios mediante pruebas que evalúan la función de los pulmones. Entre ellas, la más importante sin duda es la Espirometría. Esta prueba es simple (puede realizarse en niños que presten colaboración alrededor de los 6 años), es fiable y proporciona una información inmediata sobre la función pulmonar.
Otro dispositivo mediante el cual se valora la función pulmonar, es el denominado medidor de flujo espiratorio máximo (FEM o peak flow meter [PEF]). Se trata de un dispositivo portátil, sencillo de manejar y que actúa como un “monitor del asma”.
¿Cómo se clasifica el asma?
Si tomamos en cuenta, lo que produce la enfermedad (inflamación respiratoria) hay causas intrínsecas (condiciones propias de la anatomía del órgano) y causas extrínsecas (en relación con condicionantes del medio ambiente).
Respecto a las manifestaciones o síntomas, podemos distinguir tipos de asma, que se diferencian en función de la gravedad y del grado de control.
La gravedad del asma se determina teniendo en cuenta la intensidad y frecuencia de los síntomas, lo que permite definir 2 tipos diferentes: Asma intermitente y Asma persistente.
Los pacientes con asma intermitente pasan periodos sin que la enfermedad se manifieste, a diferencia de los que padecen asma persistente, que carecen de periodos libres de síntomas. El asma persistente a su vez se subdivide en leve, moderada o grave.
El nivel de gravedad no es permanente sino que puede cambiar a lo largo del tiempo. Estas variaciones hacen que haya que ajustar periódicamente el tratamiento a las características particulares de cada etapa y cada paciente. Los empeoramientos del asma o crisis pueden aparecer tanto en el asma moderado y grave, como en grados más leve de la enfermedad.
¿Cómo se trata el asma?
El tratamiento farmacológico del asma, es fundamental, principalmente se realiza con inhaladores, que son dispositivos que hacen que llegue el medicamento al sitio donde lo necesitas, las vías aéreas, de esta manera el efecto es más localizado, la acción más rápida y se requiere menor dosis.
Se divide en dos categorías: La medicación controladora y la medicación de rescate.
La medicación de rescate, proporcionan el alivio inmediato de los síntomas de la exacerbación o crisis, se administra a demanda, según la sintomatología que presente el paciente
La medicación controladora se utiliza de forma continua y por periodos de tiempo largos (mínimo 4 a 6 semanas) y seria la responsable de contrarrestar la inflamación crónica en el aparato bronquial, por tanto es quien cumple los objetivos claves del tratamiento. Los más importantes medicamentos controladores son los corticoides inhalados de acción prolongada, se usan solos o combinados con otros complementarios.
La prescripción del tratamiento farmacológico está estructurada de forma escalonada y se indica según la clasificación del asma, la gravedad y control de cada paciente. Los escalones terapéuticos relacionan la medicación a utilizar en función de la gravedad de los síntomas que se tienen. Se comienza con los medicamentos de rescate, que son los b2 -agonistas de acción corta (SABA) inhalados (por ejemplo, el salbutamol). Son de acción rápida, y se utilizan para parar un ataque de asma.
Hay diferentes tipos de inhaladores, los más utilizados son los de polvo seco y los inhaladores de cartucho presurizado a través de Aero cámaras.
Dr Humberto Rondón, alergólogo de Centro Médico Rey Fernando