Las Vacunas II
Para qué se vacuna, inmunidad individual y de grupo
La vacunación tiene por objeto la producción en el individuo vacunado de una respuesta de su sistema inmunitario, que le proteja en el futuro cuando entre en contacto con el agente infeccioso presente en la vacuna.
Se dice que un individuo es inmune frente a un agente infeccioso cuando está protegido contra la entrada, desarrollo y multiplicación de dicho agente en sus tejidos.
Para la mayoría de las enfermedades la forma más eficaz de inmunidad es la que se desarrolla después de padecer la enfermedad de forma natural, ya sea desarrollando el cuadro clínico o de forma asintomática.
Esta inmunidad a veces dura toda la vida (sarampión, rubeola, parotiditis). En otras enfermedades la inmunidad sólo protege para el serotipo específico causante de la infección, pudiendo ser infectado por otros serotipos del mismo germen (neumococo).
El objeto de la vacunación es que el huésped desarrolle una inmunidad lo más parecida a la inmunidad que tendría si pasara la infección natural, pero sin presentar el cuadro clínico ni las complicaciones de la enfermedad. Sólo se admiten molestias o reacciones lo suficientemente débiles para que sean aceptables por el individuo y la comunidad.
Duración de las vacunas
La protección conferida varía en función de la vacuna
- En alguna de ella se consigue protección durante toda la vida. Ejemplo: Sarampión, rubeola, parotiditis. Suele ser en las vacunas de virus vivos atenuados y consiguen una inmunidad muy parecida a la de la infección natural.
- Con otras la inmunidad es elevada, pero por un periodo limitado de 5-10 años. Ejemplo: Difteria, tétanos.
- En otros casos la inmunidad es parcial y de corta duración. Ejemplo: Gripe.
Tipos de protección colectiva mediante la vacunación
Pero el objeto de la vacunación, tiene además de la protección del individuo vacunado, otro objetivo epidemiológico: La protección de toda la comunidad. Para esto debemos de distinguir dos grandes grupos de enfermedades infecciosas vacunables:
- Las de reservorio humano y transmisión interhumana.
En las enfermedades de reservorio humano las vacunas no solo proporcionan protección individual sino también protección colectiva o comunitaria (también llamada de grupo o de rebaño) que contribuye a romper la cadena de transmisión. Esta inmunidad colectiva protege a la comunidad del riesgo de una epidemia y podría hacer posible la eliminación de la enfermedad cuando la tasa de inmunidad colectiva es suficiente para interrumpir la transmisión. Así se consiguió erradicar la viruela.
- Las de reservorio no humano (zoonosis).
En el caso de las zoonosis (reservorio no humano y no contagio interhumano) el único objetivo de la vacunación es la protección del individuo, ya que, al no producirse la transmisión interhumana, no es útil la inmunidad de grupo. En estos casos sólo se vacuna a los individuos que tienen riesgo de contagiarse de animales (ej: veterinarios, ganaderos) o después de la exposición a la infección (rabia).
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