
Un reflejo es un acto involuntario ante un determinado estímulo.
Por ejemplo, si nos pinchan con una aguja en una mano sin darnos cuenta, retiramos inmediatamente la mano.
Los recién nacidos tienen una serie de reflejos, que están presentes al nacimiento y que desaparecen pasados unos meses. En caso de no estar presentes o en caso de no desaparecer cuando corresponde, ese niño debe ser evaluado porque hay que descartar la existencia de algún problema que impida una correcta maduración cerebral.
Vamos a comentar los reflejos más fáciles de comprobar en casa.
- Reflejo de búsqueda: Cuando se le acaricia al bebé en la boca o alrededores vuelve la cabeza hacia ese punto y abre la boca.
- Reflejo de succión: Si introducimos en la boca del recién nacido un dedo, una tetina, un chupete o el pezón de la madre…va a succionar intentando sacar leche.
La combinación del reflejo de búsqueda y el de succión es lo que hacen que el niño pueda engancharse al pecho nada más nacer. Es importante tener en cuenta que son reflejos y por lo tanto involuntarios: No hace falta tener hambre y por lo tanto no es un signo de hambre el que el bebé busque o succione. Además, la succión, además de ser un reflejo, se ha comprobado que disminuye el dolor y la ansiedad, y el niño puede chuparse el dedo por este motivo, y no sólo porque tenga hambre.
El reflejo de búsqueda desaparece a los 3-4 meses de edad. La succión como acto reflejo puede persistir hasta los 6 meses, siendo después un acto voluntario. - Reflejo del abrazo de Moro: Si damos un sobresalto al bebé (por ejemplo con un sonido brusco o si sujetamos sentado al bebé y lo dejamos caer un poco hacia atrás), va a abrir los brazos y después va a cerrarlos haciendo un movimiento similar a un abrazo.
Desaparece a los 4-5 meses de edad, y se produce de forma asimétrica en caso lesión en uno de los brazos (por ejemplo una fractura de clavícula). - Reflejo de prensión: Si ponemos un dedo o un objeto de tamaño similar en la palma del bebé, éste va a cerrar la mano y va a sujetarlo. Desaparece en 4-6 meses. Si presionamos en la parte delantera de la planta del pie (donde empiezan los dedos), también va a flexionar los dedos como si quisiera cogerlo. La prensión plantar puede permanecer hasta el año de edad.
- Reflejo de la marcha automática: Si sujetamos al bebé de las axilas, lo apoyamos de pie en una superficie dura como una mesa y lo movemos hacia adelante, el niño va a mover los pies como si estuviera andando. Desaparece sobre los 2-3 meses.
Podemos utilizar estos reflejos para interactuar con nuestro bebé y estimularlo, excepto el de Moro, ya que es desagradable para ellos y suelen llorar. No nos obsesionemos con la edad de su desaparición. La mejor forma de prevenir y de detectar anomalías es acudir a la consulta del pediatra en las revisiones programadas.